La humanidad se va a reducir. Es hora de aceptarlo y de apostar por los robots camareros
También: Demasiado sexo en el cine, demasiado true crime; Si podemos elegir el sexo de los hijos al nacer, mejor que sean chicas para ser felices; Precariedad de ilustradoras, abaratar la vivienda
Empezamos con lo más leído de la semana anterior: títulos de FP con buenos sueldos, recordando a Dennett y el rescate de españoles en el extranjero.
He escrito en Error500 sobre la primera generación de dispositivos basados en inteligencia artificial:
La humanidad se va a reducir. Es hora de aceptarlo y de apostar por los robots camareros
Decenas de gráficos lo muestran en su cruda realidad, la fecundidad mundial se ha desplomado. Si uno quiere crear su propia gráfica añadiendo o quitando países y regiones, esta herramienta de Our World in Data es muy útil. Para datos en España, subrayar que “va por barrios”, con provincias como Zamora con un nacimiento por cada cuatro muertes.
Ramón González Férriz escribió una pieza que resume en un hilo en Twitter: los Gobiernos quieren que tengamos más hijos pero no lo conseguirán. Tenemos alguna excepción como el caso de una pequeña provincia italiana que contaron Jason Horowitz y Gaia Pianigiani en NYT en español o el del repunte de Hungría explicado por Clara González en El Debate. En ambos casos se está invirtiendo mucho dinero público en ayudas.
La tesis de González Férriz es que hay un cambio de mentalidad global que no se revertirá. Es algo que hemos comentado por aquí:
“El descenso de la fecundidad también es producto de un gran aumento de las opciones y oportunidades personales, especialmente para las mujeres. Hemos relajado la expectativa cultural de que todo el mundo debe casarse y tener hijos. Gracias a los avances en el control de la natalidad, la gente tiene más poder de decisión sobre su destino reproductivo”. De esta edición de la Causas y Azares
y además creo que discutimos una forma de abordar las razones de fondo. Sobre el caso de que hombres y mujeres y demócratas y republicanos de Estados Unidos estén de acuerdo en que tener un trabajo que te guste es más importante que tener hijos, concluimos que si queremos mejorar la natalidad, tenemos que evaluar el coste de oportunidad
a medida que los países se enriquecen y aumenta el rendimiento de la educación, se espera que las familias inviertan más en un menor número de hijos. Y a medida que se amplíen las opciones de trabajo de las mujeres, aumentará el coste de oportunidad de su tiempo, haciendo más difícil la disyuntiva entre familia y carrera profesional. De acuerdo con esta teoría, muchos lugares ya han pasado por una "transición demográfica", de ser países pobres y de alta fecundidad a cada vez más ricos y de baja fecundidad.
Es más, ese coste de oportunidad es doble: cuanto más rico eres, más de todo puedes permitirte, incluidos los hijos. Pero a la vez la crianza te hace renunciar a más cosas: alguien con mucho dinero saldría más, viajaría más, tendría más experiencias excitantes; alguien más pobre renuncia a menos cosas, ya te vas a quedar en casa viendo la tele o pasando el verano.
Creciendo en población nos queda África. Explicaba Bbc que Nigeria y otros países de África están resistiendo la tendencia de disminución de la población. Se espera que la población del África subsahariana triplique su tamaño a más de 3.000 millones para 2100.
Los efectos sociales y económicos ya se están manifestando. E irán a más. Explicaba Javier J. Navarro en El Blog Salmón que la baja natalidad de las últimas décadas trae de cabeza a las empresas, no encuentran trabajadores. The Economist (en inglés) resumía lo obvio: un número decreciente de jóvenes para sostener a los pensionistas podría resultar en impuestos más altos, jubilaciones más tardías y crisis presupuestarias gubernamentales.
Hay un intangible que hay que poner también en la balanza. Los jóvenes poseen una "inteligencia fluida" que es crucial para la innovación y la solución creativa de problemas. Las sociedades envejecidas pueden experimentar una disminución en la “destrucción creativa” y ralentización en el crecimiento de la productividad. Dudley L. Poston Jr. en The Conversation (en inglés) discute el caso de Corea del Sur, el único país en el mundo con una tasa de fertilidad menor a uno.
Tiene un aspecto interesante la estrategia coreana. De momento no se ha sumado a la gran competencia entre países por atraer inmigrantes, pero sí que está invirtiendo en tecnología. Un ejemplo es su creciente mercado de robots sumilleres y camareros para paliar su escasez de mano de obra. El país está sumido en una tasa de natalidad muy baja, explica Carlos Prego en Xataka que ahora plantean “cheques bebé” de 70000 euros, que viendo la experiencia de Singapur no parece que vaya a cambiar la tendencia. Mientras intentan remontar, cabe anotar que Corea del Sur tiene 1.012 robots por cada 10.000 trabajadores, mientras que Singapur es el segundo país del mundo con mayor densidad de robots, con 730, según Nami Matsuraa en Nikkei (en inglés).
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Demasiado sexo en el cine, demasiado true crime
Un reciente análisis afirma que las escenas sexuales en las películas han descendido en un 40% en lo que va de siglo. Explica Paolo Armelli en Wired en español que un analista de datos especializado en la industria cinematográfica examinó las películas más taquilleras en Estados Unidos estrenadas desde principios del siglo XXI y determinó que el contenido sexual en las cintas actuales es menos frecuente.
Mi primera hipótesis para explicar el fenómeno es que se hacen demasiadas películas sobre superhéroes asexuales. Luego pensé en clave de cómo la experiencia digital puede estar detrás porque, como explicó Armando Quesada en El País, la generación Z prefiere menos sexo en películas y series. Es decir, la omnipresencia de la sugerencia, la venta y la utilización del sexo en internet puede empujarnos a la demanda de otros temas en canales no accesibles a bots y spam de perfiles de Onlyfans.
Lo que sí abunda en podcasts, cine y televisión es el true crime, contra el que esta semana ha asomado un intento de reacción. Lo resume muy bien Matías S. Zavia en Xataka con varias aristas poco discutidas en la popularización de crímenes. Por un lado tenemos la posición de familiares de víctimas con Patricia Ramírez (madre de Gabriel Cruz, el niño de ocho años asesinado por la novia de su padre en Almería en 2018) que denuncia la violencia mediática que sufren los afectados por delitos violentos en esta entrevista en El País:
El argumento contra estos documentales puede ser triple. Por un lado su producción no resulta un “contar algo relevante”, es ante todo una industria y un negocio con el material de la desgracia ajena; luego tenemos que, como casi todos los documentales, están poco interesados en que te hagas tu propia idea del asunto. Más bien son piezas con una tesis fuerte que utilizan toda clase de trucos hacerte creer que las cosas fueron de una determinada manera. Es algo que vemos discutido por el juez del caso Asunta en la pieza de Carlos Prieto en El Confidencial.
Y por último tenemos que la fase de popularización y obsesión en internet que Zavia refleja muy bien: los creadores de plataformas han llegado al uso de inteligencia artificial para imitar la voz de víctimas de asesinatos - a veces niños- que describen su propia desaparición (ej Dickson en Variety, en inglés). Luego tenemos el caso habitual en la cultura popular de internet, la conversión en meme y en tema de discusión banal en cualquier foro o plataforma.
Si podemos elegir el sexo de los hijos al nacer, mejor que sean chicas para ser felices
La selección del sexo con fertilización in vitro está prohibida en gran parte del mundo, pero no en EE.UU. Emi Nietfeld en Slate (en inglés) y Enrique Zamorano en El Confidencial sobre un estudio reveló que los padres blancos elegían embriones femeninos el 70% de las veces para su primer descendiente, mientras que los padres de ascendencia india y china eran más propensos a elegir varones. En las declaraciones de las madres que eligen el sexo del bebé abunda la mención a la “masculinidad tóxica”. Además analizado los datos demográficos se ve que las familias con hijas tienden a tener menos hijos en el futuro que las familias con hijos varones, lo que indica que una hija es lo que la gente piensa que completa una familia.
También se puede inferir de estos datos que la gente suele creer en la influencia génetica y la diferenciación por sexos. Mucho más que en las teorías de género que parten de la idea de tabla rasa al nacer. Yo tiendo a cruzar este tipo de fenómenos con las condiciones materiales: en este siglo no hay ventaja para el hombre y su mayor fuerza corporal de cara a la familia y quizás si alguna desventaja si resulta agresivo (algo a lo que tiende más que la mujer) o simplemente menos dócil. Las preferencias tradicionales que favorecían a los hijos varones van desaparienciendo excepto en aquellos que proceden de culturas en las que lo masculino se percibe de forma más favorable por la desigualdad histórica.
Por cierto, un estudio que se realizó en la Universidad de Ulster, en Gran Bretaña, entrevistando a 2116 familias con hijos menores de 16 años llegó a la conclusión de que las familias más felices son las que tienen dos hijas. Armando Bastida en Bebés y más.
Cajón de sastre
“Pues después de publicar un cómic con la editorial de moda, como dices, trabajo limpiando en un albergue. Esto me permite tener una base de ingresos mientras no me llegan encargos de ilustración y estar un poco tranquila”. Anxo F. Couceiro entrevista en El Diario a Pepa Prieto Puy, ilustradora que ha trabajado para 'The New Yorker' o 'The New York Times' sobre su nuevo cómic y la precariedad del oficio. “Hay de todo. Pero sí es algo habitual el no poder vivir de esto. Lo mío no es excepcional. Conozco la tira de gente buenísima que tiene, aparte de su labor artística, un trabajo aparte. Lo más habitual es que sean profesores. Y luego la gente que se empeña en vivir solo de esto, vive regular. Esa parte de nuestro oficio está bastante invisibilizada. Por no hablar de la pesadilla de las cuotas de autónomos”.
Las campañas de concienciación sobre la salud mental pueden tener el efecto contrario al previsto. Ése es el argumento de dos psicólogos británicos, Lucy Foulkes y Jack Andrews, entrevistados en The New York Times (en inglés) por Ellen Barry .
A pesar de que su carrera como entrenador de fútbol profesional es prometedora, Carlos Gurpegui ha decidido dejarlo. Patxo de la Rica en Relevo.
El precio de la vivienda en Alemania sufre la mayor caída en 60 años. En Idealista explican que es por la disminución en las inversiones por los bajos tipos de interés y la finalización de ayudas estatales a compradores de primera vivienda. En España, Juan Luis Jiménez resume el informe del Banco de España para abaratar la vivienda.
Los principios de Rapoport. Santiago Sánchez-Migallón Jiménez en su blog contra el enfoque común de intentar vencer al oponente en las discusiones más que aprender de la interacción.
El auge de los superricos en Suecia, país famoso por los impuestos altos y la igualdad social. Maddy Savage en Bbc en español.
Esto es lo que ocurriría si cayéramos sobre un agujero negro supermasivo. Óscar del Barco Novillo en The Conversation resulta ¿tranquilizador? al añadir al titular, “y no tendría por qué ser fatal”.
Los chimpancés son productores netos de alimentos a la edad de 5 años, mientras que los humanos siguen siendo dependientes de los alimentos al final de la adolescencia, por necesidad esto significa que los humanos serían una especie con altas tasas de inversión parental. Jonatan Pallesen apunta a que por esto es por lo que los humanos forman vínculos de pareja muy duraderos.
Los científicos identifican las células cerebrales que regulan la inflamación y determinan cómo controlan la respuesta inmunitaria. Jorge Garay en Wired en español,
Buena selección de temas, inteligente....