El momento nos divide en dos. Los contagiados de optimismo y esperanza que quieren romper con las restricciones y entrar en una fase celebratoria por un lado. Por el otro los que permanecen defensores del principio de precaución o al menos no se fían nada de que no vayamos de cabeza de vuelta al trauma. Si lo peor de la pandemia ya nos queda atrás (y eso es algo de lo que estoy convencido), el triunfo de los primeros será imposible de contener
Un rayo de esperanza relampaguea en la ciudad
Un rayo de esperanza relampaguea en la ciudad
Un rayo de esperanza relampaguea en la ciudad
El momento nos divide en dos. Los contagiados de optimismo y esperanza que quieren romper con las restricciones y entrar en una fase celebratoria por un lado. Por el otro los que permanecen defensores del principio de precaución o al menos no se fían nada de que no vayamos de cabeza de vuelta al trauma. Si lo peor de la pandemia ya nos queda atrás (y eso es algo de lo que estoy convencido), el triunfo de los primeros será imposible de contener