La enorme suerte al elegir carrera de no tener vocación ni una pasión a la que seguir
También: La gran ventaja evolutiva de la autosatifacción sexual; Decadencia moral en la sociedad en general (pero no mía ni de mis amigos); Unabomber, Astrud Gilberto, Messi y Gramsci.
Empecemos como la tradición manda, con lo más leído de la edición anterior: el barco lleno de espías, el futbolista que pasó días en el calabozo, la verdad del vino de supermercado de dos euros.
La enorme suerte al elegir carrera de no tener vocación ni una pasión a la que seguir
Un artículo de Antonio Cabrales en Universidad, sí sobre la dificultad de aconsejar a un joven qué tiene que estudiar. Entre los puntos que pone sobre la mesa cabe destacar el de los rendimientos económicos de las distintas titulaciones, que son muy diferentes, como lo es también la probabilidad de desempeñar un empleo desencajado por ámbito de estudios. Es decir, que uno podría seguir su pasión y acabar con gran probabilidad en otra cosa y encima ganando muy poco dinero. Además las “pasiones” pueden cambiar en la vida, no son las mismas muchas veces en los 30s que con los 18 al salir del instituto. En España, los universitarios tienen una prima salarial de casi el 50%, respecto a los que no han ido a la universidad.
Recogen Sapna Cheryan y Therese Anne Mortejo en NYT (en inglés) algo que también cita Cabrales. Cuando se les pide a los estudiantes que identifiquen sus pasiones, tienden a citar intereses y comportamientos típicamente femeninos y masculinos. Por ejemplo, las mujeres son más propensas a decir que quieren hacer arte o ayudar a las personas, mientras que los hombres son más propensos a decir que quieren hacer ciencia o practicar deportes. Por eso los autores desaconsejan a los estudiar lo que les guste, en un giro no precisamente inesperado: haz lo que te gusta pero sólo si lo que te gusta es “lo correcto”.
Recomiendo mucho esto de Simon Kuper en FT (en inglés) sobra la idea de “seguir tu vocación” en la carrera profesional. Entre la vía la vocacional (a menudo promovida en los discursos de graduación, ese ideal de seguir una pasión y convertirla en una carrera) y la oportunista, el autor detecta mucho cherry picking en la defensa de la primera (¡Elon Musk! ¡Cristiano Ronaldo! ¡Shakira!) y argumenta que la ruta oportunista suele llevar a mayor éxito económico. El individuo vocacional suele ser menos ambicioso respecto a ascensos, tiene motivaciones más fuertes que el dinero, se especializa mucho en lo suyo y suele carecer de “un plan B” cuando la industria en la que trabaja se desmorona. “Mejor aún si, como la mayoría de la gente, nunca encuentras una vocación. Eso te libera para saltar a la siguiente industria de moda, o para subir la escalera y convertirte en el jefe. Puedes dirigir (y a menudo frustrar) a personas con vocación. Tu vida no está marcada por una incómoda estrella interior, sino por atractivas ofertas.”
En esa última frase me detengo, “la mayoría de la gente nunca encuentra una vocación”. Quizás es que los relatos y el discurso público los crean una minoría muy vocacional de creadores, escritores, artistas y periodistas. Cabe recordar algunas ediciones de la Causas y Azares para poner este tema en perspectiva:
En “Las ventajas de que tus padres aparezcan en azul en la Wikipedia” explicábamos como en las profesiones artísticas si tienes recursos, cuentas con conexiones en la profesión y posees el capital para resistir, es mucho más probable que triunfes. Vocación sí, pero siempre y cuando el patrimonio familiar te permita aguantar muchos años.
En “Arrepentidos de estudiar periodismo frente a los informáticos y una dermatóloga feliz” teníamos datos como que el 38% de los solicitantes de empleo con titulación universitaria se arrepienten de su especialidad elegida en España. La que más satisfacción con la carrera escogida es Informática (el 72% no se arrepiente), la que menos periodismo (87% sí se arrepiente tras haberla cursado).
En “En carreras universitarias más vale Ikigai en mano, que Bellas Artes volando” planteábamos una posible síntesis: la intersección entre lo que amas, en lo que eres bueno, aquello con lo que te puedes ganar la vida y lo que necesita el mundo. También una situación interesante en lo generacional, “los Z” quieren salir pronto del trabajo pero a la vez parecen estar más orientados al dinero que los millenials.
Luego está, claro, que uno se cruza con podcast como el de Javier Peña en Grandes Infelices sobre Roberto Bolaño y se reconcilia con la vocación, el malditismo y el perseguir lo que te obsesiona aunque en ello se gaste la vida.
Entrevista Pierre Lomba a Arthur C. Brooks en El País, que comparte sus “claves para la felicidad”: la fe o filosofía —una manera de tener perspectiva, para que no estés enfocado siempre en ti—, la familia, la amistad y el trabajo. Este último para generar valor con tus esfuerzos y el servicio a los demás.
La gran ventaja evolutiva de la autosatifacción sexual
Algunos animales también cuidan de los más necesitados, aunque no sean parientes. Recopila Laura Camón en El País hallazgos que muestran que los humanos no somos los únicos en el planeta que ayudamos y cuidamos a los más necesitados. En especial, los chimpancés, los elefantes y los cetáceos destacan por este comportamiento. En su conclusión, opino, acierta al apuntar a que “ni la razón, ni la empatía, ni el altruismo nos pertenecen solo a nosotros” pero no lo hace cuando dice que “somos un animal más entre la diversidad natural. No somos mejores, peores o más especiales”. Sí que tenemos una consciencia más sofisticada debido a nuestra capacidad para el lenguaje y el pensamiento simbólico que diría Dennet: podemos reflexionar sobre nuestras propias experiencias y considerarlas desde diferentes perspectivas, y también las de estas otras especies.
La masturbación en los primates machos parece haber evolucionado para impulsar el éxito reproductivo y reducir la posibilidad de contraer una infección de transmisión sexual, pero el panorama no es tan claro para las hembras. Soumya Sagar en New Scientist (en inglés) y Jon Garay en El Correo explican que “los machos chimpancé compiten en el ámbito sexual con la calidad de su esperma, no con sus físicos imponentes como el caso de los gorilas. Los machos dominantes de estos últimos monopolizan el acceso a las hembras, pero en los chimpancés, estas tienen encuentros sexuales -cada cinco años si no pierden antes la cría- con varios compañeros, que, como queda dicho, pelean entre sí a través de su esperma”.
El extraordinario caso de un cocodrilo hembra que se embarazó sin ayuda de un macho en Costa Rica, por Pallab Ghosh en Bbc en español. El descubrimiento tiene implicaciones interesantes para la evolución natural. Dado que los cocodrilos evolucionaron antes que muchas otras especies modernas, los investigadores sugieren que los dinosaurios también podrían haber sido capaces de este tipo de reproducción. La partogénesis puede ser una estrategia de supervivencia que permite a una especie sobrevivir durante períodos prolongados cuando no hay parejas disponibles. Sin embargo, también es posible que la partogénesis sea simplemente una característica que no tiene suficientes desventajas como para que la evolución la elimine
"Simple entretenimiento, moda o venganza: por qué las orcas golpean barcos en el estrecho de Gibraltar y Galicia". Después de compartir la noticia en la lista he estado siguiendo el tema hasta esta pieza de Samuel A. Pilar en Rtve en el que intervienen Alfredo López y Antonio Osuna Mascaró, al que llevo años siguiendo y leyendo. No descarta que “uno de los cetáceos adultos pudo tener una mala experiencia con un barco, y eso puede haber desencadenado un comportamiento agresivo, y los jóvenes han querido continuar después con esa costumbre simplemente por el hecho de que son animales muy culturales y van a imitar lo que hagan otros. La orca no tiene por qué tener ninguna mala intención”.
Decadencia moral en la sociedad en general (pero no mía ni de mis amigos)
Una investigación de Adam Mastroianni y Daniel Gilbert, publicada en Nature (en inglés), afirma que los ciudadanos de 60 países creen que la gente se ha vuelto menos amable y honesta en las últimas décadas. Sin embargo, también ha analizado décadas de encuestas en las que se preguntaba a los ciudadanos sobre sus experiencias para descubrir que el comportamiento moral se había mantenido estable o había aumentado desde 1949. La gente sólo percibe el declive en la sociedad en general, no entre su círculo más cercano, lo que implica que la percepción podría deberse a que los medios de comunicación se centran desproporcionadamente en las noticias negativas. La gente también tiende a recordar las cosas positivas del pasado y a olvidar las negativas. Un buen resumen del estudio por Alison Snyder en Axios (en inglés) y en el hilo de uno de los autores en Twitter.
“A pesar de todas nuestras pretensiones modernas sobre el progreso y la razón, el hecho ineludible es que los seres humanos son profundamente religiosos y siempre lo serán. La gente siempre necesitará respuestas a las preguntas sobre el significado, la identidad y el propósito, e interactuará con esas narrativas de una manera espiritual, incluso si la nueva fe deja atrás los adornos oficiales del libro sagrado y el edificio de la iglesia” Auron MacIntyre en The Blaze (en inglés) identifica el progresismo actual, “lo woke”, como una suerte de pseudoreligión (tiene el rito, la identidad, un sistema moral, una pertenencia, hasta unos profetas, aunque carece de referencia a los trascendente). A bote pronto: llevo años pensando en lo woke como una herejía del cristianismo (con la opresión y abogar por la víctima en su base) pero a la vez es tan conveniente para los nuevos conservadores presentar los debates actuales como una lucha de religiones en disputa.
Ted Kaczynski, quien sembró el miedo y la muerte como Unabomber, muere a los 81 años, vía Nius / Europa Press. Julio Tovar en Espinof escribió un perfil a la luz de una nueva serie que apareció sobre él. Siempre me fascinó y llegué a leer su manifiesto “La sociedad industrial y su futuro” en el que mezclaba una suerte de pensamiento reaccionario algo patológico, un análisis de las emergentes ideologías progresistas y una llamada de regreso a la naturaleza.
Cajón de sastre
Y así es como se manipula el libre mercado. Extintor en Twitter.
Suecia ‘saca’ las pantallas de las aulas y vuelve a los libros de texto. Ana García Quesada y Diego Lillo en Nius.
Nueve cadáveres desvelan que inmigrantes ibéricos llevaron la agricultura a África hace 7.400 años. Nuño Domínguez en El País.
Qué pasa cuando devuelves una botella de vino en un restaurante (y en qué casos deberías hacerlo). Rosa Molinero en La Vanguardia.
“Sin entender a Gramsci, debe subrayarse, resulta imposible conocer la trayectoria de la izquierda occidental de matriz comunista, como de una buena parte de la derecha radical que se ha hecho gramsciana” Jorge Del Palacio en Abc (vía compartido en Twitter).
Astrud Gilberto: la felicidad no muere. José Antonio Montano en The Objective, “ Sus canciones forman parte de esa sintonía de la felicidad que fue la bossa nova y cada vez que suena una la felicidad reaparece en su cápsula. Da igual el estado en que nos encontremos: la felicidad está ahí, aislada, eterna”.
Air Messi: Apple busca reeditar el éxito de Nike-Jordan cediendo suscriptores de TV. Rubén J. Lapetra en La Información explica que “el fichaje de la estrella de los Chicago Bulls por Nike en los años 80 incorporó la cesión de parte de las ventas de zapatillas. Ahora Apple hará lo mismo con el astro argentino y el Inter Miami para su televisión en streaming”.
Josef Adalian y Lane Brown en Vulture (en inglés) sobre la gran confusión en la industria del cine y las series: la de entender que el momento de explosión de producciones para el streaming que nace de la competición por ser “una de las pocas que exista” en tiempos de tipos de interés bajos vino para quedarse. De fondo también hay una desconexión entre éxito y recompensa, aunque un programa sea popular la clave está en analizar si es capaz de generar o fidelizar suscriptores. Y ambos aspectos no van siempre juntos.
Divorcio. Troy Hunt (en inglés).
El control de precios, a debate. Las ideas de Isabella Weber en New Yorker, la crítica de Noah Smith, ambos en inglés.
Hallados con vida los cuatro niños perdidos hace 40 días en la selva colombiana del Guaviare. Juan Diego Quesada en El País.
Muy interesantes todos los temas. En cuanto a lo de la vocación, creo que parte de brindarle demasiada importancia a lo que nos gusta y a lo que nos apetece por consumir tanta publicidad. Creo que jamás el hombre ha elegido entre carreras por apetencia o por rentabilidad, sólo se elegía si educarse o no. Hay muchas carreras, pero pocas personas verdaderamente formadas en las bases para formarse y trabajar luego en lo que sea.
Creo que tendemos a especializar demasiado la educación desde la base sin cimentar una buena base. Quien sabe leer, escribir, razonar e investigar bien, lo hará bien en todo. Ante la duda, ahora con perspectiva, creo que recomendaría estudiar Derecho. Luego, pase lo que pase, te apetezca lo que fuere, tendrás mejor ordenado el cerebro y más recursos para afrontar cualquier cosa.
También creo que debería haber un foco más fuerte en la formación profesional o incluso crear escuelas de oficios como carpintería, sastrería... luego de ahí, según capacidades, se pueden abordar otras metas. Nos hacen especializarnos demasiado rápido cuando es a partir de los 30 cuando empiezas a tener un poco claras las cosas.