Ya sólo me chuto dopamina de vez en cuando
Vamos a seguir con la costumbre, lo más leído de la edición anterior es…. en primer lugar los consejos de inversión de Unai Ansejo en Indexa; en segundo el tema de Bloomberg sobre la crisis global de vivienda; el tercero es para el especial visual de El Diario sobre como en España vivimos en pisos. Nos veo muy por la pasta y los temas económicos, amigos. Vamos con la edición de hoy
Con la dopamina los Mad Men no quieren convertirnos en consumidores sino en yonkis
Me crucé con este hilo en Twitter de Andrew Wilkinson en el que relata una situación tipo “directivo digital anglosajón toca fondo” y en algunos aspectos me identifiqué: el chequeo continuo de aplicaciones estimulantes, la necesidad de sentirme productivo cada segundo, la incapacidad de parar. Wilkinson se autodiagnostica un adicto a la dopamina (no es mi caso, yo sólo me pongo de vez en cuando) y se receta una desconexión total de un mes
El mundo de la dopamina y otros neurotransmisores es fascinante. Anne Trafton en MIT News (en inglés) compartía como con un sensor de resonancia magnética (MRI) han descubierto que la dopamina liberada dentro del cerebro influye en regiones próximas y distantes de éste. En otro nivel me interesa mucho la aproximación a lo Umair Haque en Medium (en inglés) sobre “la economía de la dopamina”, de cuya tesis podríamos concluir que algunos de los mejores cerebros de nuestra generación no es que se dediquen a conseguir que hagamos click en anuncios, se ocupan de producirnos chutes de droga para dirigirnos a los objetivos de negocio de sus aplicaciones, traduzco:
“Cada minuto, cada treinta segundos. Actualización, escándalo político. Actualización, chismes de celebridades. Actualización, indignación. Actualización, el Black Friday comienza pronto. Desencadenar. Aumento. Liberación. Recompensa. Whoosh. Subidón. Choque. Repetir. Lo has sentido y yo lo he sentido, así que no hay necesidad de negarlo. El pequeño subidón de adrenalina de encontrar un mejor trato, fecha, hora, placer. Hemos construido una economía de la dopamina. Es profundamente adictivo, profundamente tóxico para nosotros como sociedades de personas, y ya es hora de comenzar a lidiar con eso. Por economía de la dopamina, me refiero a esto.
Hemos ido más allá de la creación de consumidores, eso fue lo que hicieron los ‘'Mad men’: hoy, hemos creado adictos al algoritmo”
En Silicon Valley se pusieron de moda los ayunos de dopamina que, como explicó Santiago Campillo en Xataka, consisten más o menos en evitar los actos que nos producen satisfacción rápida e inmediata. Kirsty Grant de la Bbc se lo tomó en serio y nos regaló un testimonio en primera persona (en inglés) y nos advierte “hablen con su médico antes de hacer esto” al relatar su ayuno de estímulos durante 24 horas (lo pasa mal Grant y es que al parecer esto de la dopamina incluye también no comer nada y claro, así no hay quien lleve bien no poder insultar en Twitter a alguien para lidiar con el mal humor sobrevenido)
“Fue un buen descanso de todo”: dos hombres son rescatados después de pasar 29 días perdidos en el mar. Joshua Mcdonald en The Guardian (en inglés): “sobreviviendo a base de naranjas que habían empacado, cocos del mar y agua de lluvia que recolectaban, flotaron unos 400 km en el Mar de Salomón antes de ser rescatados”
De momento me he puesto con el libro “Dopamina: Cómo una molécula condiciona de quién nos enamoramos, con quién nos acostamos, a quién votamos y qué nos depara el futuro” de Daniel Z. Lieberman y Michael E. Long (Amazon, Todos tus libros). Ando intentando formarme un análisis más amplio, los que leo por ahí (Lidia Caro recoge varios en Valencia Plaza) me resultando demasiado “arrimadores del ascua a mi sardina”
En esta línea dos apuntes extra. Por un lado Tim Cook entrevistado por Charlotte Owen en Bustle (en inglés) apunta a que “Queremos que la gente haga cosas creativas con sus dispositivos, como la fotografía o conectarse con familiares y amigos con FaceTime. No ‘scrolling’ sin fin y sin sentido”. Me crucé también con esta noticia de James Wilkinson en Daily Mail sobre un efecto, ejem, ¿positivo?: los jugadores de la NBA duermen más en sus viajes gracias a Tinder, ya que consiguen sus citas sin tener que ir a un club nocturno y por eso rinden más ahora los equipos visitantes.
A la generación Z la música y el estilo de sus hermanos mayores ya les parecen una mierda
¿Se está acelerando la nostalgia? Este tuit y piezas como la de Rebecca Jennings en Vox (en inglés) apuntan a una chavalada que no desprecia el estilo de vida de sus hermanos mayores sino que lo revive con cierta nostalgia, lo que a mi me parece un poco contra natura
i want to live in this era https://t.co/ii86Xts0AA
Sirva de contraste a nuestros queridos jóvenes (me resisto un poco a llamarlos millenials - que en todo caso ya andan talluditos - o gen Z) lo que esbleció el historiador de moda James Laver en 1937: una tendencia que ahora está explotando diez años antes resultaba indecente, un año antes se calificaba de arriesgada, diez años después se considera horrorosa y cincuenta más tarde es el tiempo medio suficiente para que ser retomada. Viendo esos número parece claro que los tiempos se han acortado y que opdemos ir adoptando pronto todas las indecencias que circulan por ahí sin preocuparnos
Aunque sigue abundando en un visión anglosajona, el texto de Serna Smith en Vice en español creo que tiene un par de apuntes interesantes sobre el efecto de internet: no se trata de nostalgia genuina sino de una reinterpretación, dado que internet te permite colapsar contextos, mezclar eras como desees, deshacerte del material original y jugar fácilmente y de forma permisiva con las atribuciones y autorías
Busco y encuentro esta pieza de Sara C. en Triyournal sobre nostalgia y Generación Z que plantea otra efecto de la red sobre el tema: “La reconstrucción de la memoria depende en buena parte de los archivos que poseamos, como recuerda Hernández-Gutiérrez, y la cultura popular nunca había tenido tantos registros mediáticos como en este momento. Los medios permiten esa reconstrucción del pasado y, como sostiene Halbwachs cada memoria colectiva requiere del apoyo de un grupo delimitado en el tiempo y el espacio. Antes los jóvenes construían sus identidades basándose en sus vivencias y experiencias de la época en la que estaban, desde la llegada de los mass media, copiando lo que veían en el cine y en las series o tomando notas de los consejos que les daban en las revistas. Ahora en algo tan pequeño como un smartphone tenemos millones de estímulos audiovisuales de los que tomar nota. Internet está lleno de este sentimiento, basta con buscar etiquetas en Pinterest o Instagram con las décadas para recrearnos en él”
¿Llegarán los generación Z a Pedro Cuartango el más brillante de nuestros nostálgicos? Si lo hacen sabrán, como apunta en esta entrevista en Soziable, que “La nostalgia tiene algo de atracción fatal. Es un sentimiento triste pero que te produce también una sensación de bienestar. Creo que los seres humanos tenemos un fondo de nostalgia que cultivamos y al que recurrimos cuando nos hace falta. Mis canciones favoritas son muy tristes, es algo instintivo que me hace sentir reconfortado. La nostalgia, la añoranza del tiempo perdido, es el gran tema de la creación artística”
La nostalgia también está conectada con lo cutre. “Lo cutre es un estado mental y una vajilla de Duralex. Cutre es, como dice Alberto Olmos, la empresa que fundaste, la infancia que viviste o la abuela que te cuidaba” Héctor G. Barnes en El Confidencial que apunta al ensayo de Olmos, que está muy entretenido (Amazon, Todos tus libros)
Y como a mi lo que me gusta es compartir música, aprovecho para decir que la mejor versión de “Nostalgias” es la que interpretó Manolo García en directo
Cajón de sastre
A Bilbao llega el modelo de restaurante “sin niños” (no es que no trabajen en uno, es que no pueden entrar como clientes), lo cuenta P. Díaz en Público. A un servidor le parece idéntico a prohibir a cualquier otro grupo, por lo que me ha interesado leer a Olga Pereda de El Periódico defenderlo, sin llegar a convencerme de por qué a ellos sí y a las periodistas de crianza no se les puede prohibir entrar en sitios (si es porque pueden resultar molestos a algunos adultos, se trata del mismo caso).
“Las personas inteligentes son más intolerantes ideológicamente. En parte, porque lo argumentan mejor” Ahora que me encuentro en una etapa de tolerancia y no tomarme nada demasiado a pecho, esto no es sino una cura de humildad intelectual. Lo cuenta Andrés Mohorte en Magnet
El único miembro vivo del Triana original pierde su pelea judicial por el uso del nombre y las canciones del grupo. Todavía podría recurrir explica Javier Ramajo en El Diario. El demandante es Rodríguez Rodway, que explicó su caso en Diario de Sevilla pero es mucho más disfrutable hablando de su trayectoria y de la historia del grupo en Jotdown con Álvaro Corazón Rural
“Hay un actor que lo promociona (casi) todo: Resines, reclamo turístico por toda España. En el último trimestre de 2021, el actor protagonizará cinco campañas promocionales similares de cinco lugares diferentes del país” Darío Ojeda en El Confidencial sobre la capacidad de Antonio Resines de gustar en publicidad y posicionarse como el gran hombre anuncio de España
Sabía que algo había, podríamos estar ante un descubrimiento que ponga luz a uno de los grandes conflictos generacionales entre padres e hijos: “Por qué a algunas personas les resulta tan difícil encontrar comida en el frigorífico” Los investigadores Andrew Macnab y Mary Bennett se han lanzado a desentrañar “la ceguera de frigorífico” y el NewScientist (en inglés) lo recoge
Un cambio de enfoque que explica Enrique Pérez en Xataka, de “lo que espera nuestro usuario” a “lo mejor para el medio ambiente”: Google Maps ya no recomendará siempre el camino más rápido, la ruta por defecto será la menos contaminante
La maternidad, y el hecho de que las mujeres suelan ser las cuidadoras principales, tiene un enorme impacto sobre la carrera laboral de las madres, mientras que apenas afecta a la de los padres. Libertad González en Nada es gratis
Javier G. Jorrín en El Confidencial lo explica muy bien, “Las multinacionales españolas no pagan un 7% de impuestos, sino un 18%” El truco de quienes apuntan a que las grandes empresas pagan sólo el 7% es que no cuentan los impuestos pagados en todos los países donde operan pero sí cuentan las dividendos que les dan sus filiales
Siguiendo el tema de la anterior Causas y Azares esta pieza de Cristina Dolz en Sostenibles El Mundo está muy bien, “Un mundo dividido por las nucleares: China multiplica sus centrales mientras parte de Occidente las desmantela” Muestra de forma visual quienes están reforzando la apuesta (China, Corea del Sur, India, Rusia, Irán, Pakistán y Emiratos Árabes y parte de occiden con Finlandia, Francia, Eslovaquia, Ucrania, Reino Unido, Bielorrusia y EEUU) y quien no. Una declaración que rescato, la de Massimo Maoret “En los países occidentales la mayoría de los electorados están en contra de la energía nuclear, no creo que haya políticos que se atrevan a apostar de manera fuerte por ella”
Los sueldos no acompañan a la inflación: son un 1,1% inferiores a los de hace 20 años. Explica Alejandra Pñcese en Voz Pópuli que “En el año 2000 el sueldo medio en España era superior al de ahora. En la OCDE, por el contrario, los sueldos han subido un 16% desde entonces”
Confesiones de un inspector de la Guía Michelin en Luxeat (en inglés). Me recuerda a un amigo que trabajó en la fábrica de los donuts, el sueldo no está nada bien pero, ey, sales del trabajo con el estómago lleno
“Soltar todo y largarse, que maravilla” cantaba el poeta. Recuerdo la copla al leer la pieza de Irene Sierra en SModa, “Abandonar un trabajo sin tener otro no está bien visto. Esta tendencia a aguantar, a pesar de todo, está generando grandes problemas de salud mental y estrés entre los trabajadores. Hablamos con psicólogas, responsables de recursos humanos y trabajadoras sobre cuándo es el momento de acabar una etapa laboral, aunque lo que nos espere sea un futuro incierto”
Cada cual ha de disponer no sólo de voto, sino de voz para disentir, protestar, quejarse con razón y sin ella, y hasta vocear sus prejuicios y manías. Manuel Toscano en Voz Pópuli sobre si debemos perseguir los discursos de odio