Si los libros se están volviendo más estúpidos podemos dejar de mentir en las encuestas
También: Querer tener más hijos es una cuestión ideológica; Avispas y mosquitos invasores en situación de pre-desastre; lo ideal es tener un plan B siempre
¿Conseguiré que Causas y Azares vuelva a ser una lista de correo con la regularidad que se merecen sus suscriptores? Vamos a intentar vencer la sensación de que para cada tema siempre haría falta una lectura más, y empezamos con lo más leído de la edición anterior: rediseñar los hoteles para aumentar la rentabilidad, manual del canceladito, reponer o no la testosterona.
Publi:
Greencities regresa el 1 de octubre y te invitamos
Los días 1 y 2 de octubre, en Málaga, se celebra una cita clave sobre negocios, innovación y conocimiento para empresas y gestores territoriales: Greencities, Urban Intelligence and Smart Mobility. Descubre las últimas soluciones en sostenibilidad, movilidad y digitalización urbana mientras compartes espacio con líderes tecnológicos, instituciones y gobiernos. Inscríbete de forma gratuita como profesional por ser suscriptor de Causas y Azares y forma parte del futuro de las ciudades.
Querer tener más hijos es una cuestión ideológica
En los países ricos, el descenso de la natalidad no es simétrica: pesa más entre quienes se identifican con la izquierda. John Burn‑Murdoch en Financial Times (en inglés) analiza datos de EE. UU. y Europa y concluye que el descenso reciente lo explican sobre todo los progresistas, mientras que los conservadores mantienen tamaños de familia cercanos a los de décadas atrás.
¿Es una cuestión material, de oportunidad o más bien ideológica? La encuesta Gallup de septiembre de 2025 fija el ideal medio estadounidense en 2,7 hijos y muestra que los republicanos y quienes practican una religión con más frecuencia son bastante más proclives a ver “tres o más” como ideal, mientras que demócratas y no practicantes concentran la preferencia por uno o dos; el mismo informe recuerda que la fecundidad efectiva ronda 1,6.
Parte del mecanismo pasa por matrimonio y edad al tener el primer hijo. Un estudio reciente de Lyman Stone y Scott Yenor (IFS, en inglés) documenta que las mujeres conservadoras no solo tienen más hijos, también desean más, se casan más y antes, y por tanto acumulan más tiempo fértil en pareja.
Los padres occidentales esperan cada vez más tener hijas en lugar de hijos. Según diferentes investigaciones que recoge The Economist (en inglés), las futuras madres a menudo sienten que tendrían una conexión más fuerte con las niñas y que éstas resultarán más fáciles de criar. Tradicionalmente, las familias deseaban un heredero varón, pero en las últimas décadas esa preferencia parece haberse invertido: las familias son más propensas a tener otro hijo si ya tienen varones, lo que sugiere que están intentando tener una niña.
Una sugerencia sería leer estos datos a la luz de lo que comentamos aquí:
Lo que pensamos de tener hijos, morir y vivir en el siglo XXI
Vamos con lo más leído de la edición anterior: desafío de la sincronía, salir a cenar con desconocidos, el tren del hierro de Mauritania y la paradoja del turismo extremo.
Sobre si los libros se están volviendo más estúpidos
Los números apuntan a dos cosas: se lee menos y, cuando se lee, se opta por textos más “fáciles”.
En Estados Unidos, la lectura por placer diaria cayó un 40% entre 2003 y 2023: hoy solo el 16% lee a diario, frente al 28% de hace veinte años, explica Maggie Astors en NYT en español. Esto contrasta con los datos en España: según el Barómetro de Hábitos de Lectura 2024, por primera vez más del 65% de la población lee libros por ocio (65,5%) y el 70,3% lee libros en general. Tini Portillo resume los datos en en El País.
Además, The Economist (en inglés) analizó cientos de superventas del New York Times y halló que las frases en los libros populares se han acortado casi un tercio desde los años treinta. Menos subordinadas, menos diversidad de vocabulario, más linealidad.
Los datos admiten diversas lecturas - nunca mejor dicho -. Una apuntaría a que perder el hábito de procesar prosa compleja empobrece la capacidad de articular ideas de la misma naturaleza y nos vuelve más simples. La otra, que los escritores tienden a ser más claros, menos engolados y barrocos, y estamos ante un simple cambio estilístico más cortés para con los lectores.
En todo caso, con cualquier persona con la que he comentado los números de la encuesta española ha aparecido la incredulidad. ¿Exageramos en nuestro país la frecuencia lectora porque tiene un prestigio al que no queremos renunciar? Me he acordado de la polémica con María Pombo (Nerea Parraga, La Vanguardia) y ,viendo tantas reacciones desde medios y lectores que claramente no han comprendido sus palabras, no puedo sino concluir que no hay dilema entre quienes leen bien y los que no leen: los peores son los malos lectores ¡sin lugar a dudas!.
Avispas y mosquitos invasores en situación de predesastre
España ya convive con tres avispones alóctonos de impacto desigual: la Vespa velutina —instalada desde 2010 en la cornisa cantábrica—, la Vespa orientalis —establecida en Andalucía desde 2018— y la Vespa bicolor, detectada en Málaga desde 2013 pero de expansión lenta.
El Ministerio para la Transición Ecológica documenta esa secuencia y explica el vector de entrada: comercio y jardinería (macetas, madera, muebles de exterior), con un detalle inquietante: basta una reina fecundada para iniciar una colonia. Por eso es clave la retirada precoz de nidos, como ilustra Galicia, donde en 2024 se eliminaron más de 18.700 nidos de V. velutina, que ahora empieza a aparecer por el sur. Veterinarios como Juan Moline advierten: “Miles de nidos, una progresión implacable, con graves pérdidas en el sector apícola sobre todo, pero también en la agricultura. No se ha hecho nada para detenerlo o frenarlo, la administración se lava las manos, "una de tantas especies invasoras". Mientras, se pierde un 40% más de colmenas y se produce un 55% menos de miel, ¡como si no tuviéramos suficientes problemas graves en el sector apícola!”.
Con los mosquitos invasores también cunde la preocupación. El European Centre for Disease Prevention and Control muestra una nueva expansión del Aedes albopictus en Europa y en España a junio de 2025. Este mosquito tigre está ya presente en 1.768 municipios españoles y expone a sus picaduras al 66% de la población. En paralelo, Canarias ha registrado introducciones puntuales —y contenidas— de Aedes aegypti en zonas portuarias y de cruceros, recordando que los puntos de entrada importan tanto como la temperatura ambiental. La implicación práctica es nítida: donde hay agua estancada y calor sostenido, hay cría; y donde hay puertos y macetas, hay llegadas.
El riesgo sanitario ya no es hipotético. Explica Antonio Morente en El Diario que en 2024 España cerró la peor temporada reciente de virus del Nilo Occidental con 158 casos humanos (142 confirmados, 16 probables) y 20 fallecidos, sobre todo en el valle del Guadalquivir.
Stephanie Nolen en NYT en español anticipa la expansión del chikunguña. Se trata de un virus típicamente tropical transmitido por mosquitos que puede dejar a las personas infectadas debilitadas durante años y ahora ha dado un salto al norte: Francia ha notificado este año centenares de casos autóctonos e Italia decenas.
El calentamiento global está ampliando los territorios donde los mosquitos pueden prosperar y la “ventana de control” para países como España exige actuar con rapidez: cada nido no retirado hoy son reinas el año que viene; cada cubo con agua en agosto es un criadero en 48 horas. Más sobre el tema en esta pieza de Nacho Martín en El Independiente.
Cajón de sastre
“Perdí 20.000 euros en apuestas mientras estaba ingresado por esquizofrenia”. Andrea Pacha en Crónica Global.
Alex Serrano en Cápsula de Escape sobre Douglas Coupland, “El profeta cultural incompleto”.
El ‘sorpasso’ del sol y playa: así está ganando España la batalla turística a Francia. Álvaro Merino en El Orden Mundial.
“Estoy PONIENDO reseñas malas a aquellos bares que ponen COCACOLA PEQUEÑA”. Forocochero cache.
Por qué todos necesitamos un plan B. Antonio Ortí en La Vanguardia.









